viernes, 14 de noviembre de 2014

Inevitable - Segunda parte.

Y sus curvas bajo mi ombligo pedían movimientos infinitos que la dejaran por fin liberarse de la dura carga que llevaba y que no podría soportar durante mucho más tiempo. La tenia postrada sobre sus cuatro piernas, con la cabeza tornada, mirándome con esos ojos verdes pidiendo piedad.

-Nunca la había visto así, pero me encantaba. Eran tantas las semanas que llevaba soñando con ella que todavía no creía que la mierda esa de que tenia mala cara funcionase. Ella siempre tenia mala cara.-

La giré bajo de mi y la cogí por la cintura. Ella aferró sus piernas a mi alrededor y me mordió el labio inferior con tal fuerza que gruñi. Joder, Laura. Mis manos se dirigieron directamente a su culo, apretándolo con fuerza. Me encaminé hacia el dormitorio y en cuanto visualice la cama la tiré hacia el colchón. Ella, juguetona se mordia el dedo, provocandome. Chocando sus rodillas mientras balanceaba sutilmente los hombres, hacia adelante y hacia atrás intermitentemente. Podía observar como el deseo ardía en su mirada y no pude aguantar más. Prácticamente corrí a sus labios para besarla con toda la pasión y rabia que pude. Por no haber estado asi conmigo desde hacia tiempo. Mi mano se deslizó por su cabeza, agarrando fuerte el mechón más próximo a su nuca.

Gimió. Un sonido sordo que me martirizó y sin dejarla ni un segundo la cogí por la cintura y la coloque sobre mi, tumbandome en la cama.

– Muevete sobre mi, Laura.

Pronuncié cada palabra lentamente, como disfrutándolas. Ella hizo lo que la ordene y se metió la enorme ereccion en la vagima, seguida de un fuerte gruñido que despertaba todas mis ansias de ella. Qué húmeda estaba... Dios, cada vez se movía mas rápido. Su cuerpo de diosa, con esas curvas infinitas en las que a ninguna persona le importaría matarse estaban bailando para mi. Un baile entre respiraciones entrecortadas y gemidos sordos que indicaban que eramos el uno del otro. Mis manos sujetaban sus glúteos, haciéndola seguir mi ritmo. Era increíble la sensación de estar dentro de ella, apretado, mojado, ... Y entonces se dejó llevar por el placer, y me dejé llevar con ella. Y los dos juntos gritamos nuestros nombres mientras mi mano volvía a enredarse grotescamente en su pelo, tirando con la misma fuerza que placer sentía.