domingo, 23 de marzo de 2014

Visita sorpresa, y con sorpresa.

Me bajé suavemente de la encimera, colocandome la revuelta camiseta y tranquilizando cada mechón de mi pelo. La erección de Daniel estaba presente debajo de sus pantalones de chándal, pero oculta bajo la tela. Mirba con ojos expectantes a la puerta.

- Vete preparando el desayuno. - le dije, aún entre jadeos.

Me dirigí hacia la puerta. ¿Quién podía ser? Quizás el casero, pero todavía quedaba una semana de plazo para pagar el mes.

Abri la puerta suavemente y miré por el pequeño hueco que había.

Mierdamierdamierdaierdamierdamierda.

Al otro lado, Javier me miraba con ojos expectantes, de los pies a la cabeza, disfrutando de mi casi desnudo, si no fuera por la camiseta amplia. Miré hacia la cocina, Daniel preparaba concienzudamente el desayuno. Así que sali cuidadosamente al descansillo y cerré la puerta tras de mi.

- ¿Qué coño haces aqui?

- Creo que deberíamos de hablar de lo nuestro.

Dios, esos ojos.... y esa boca... Laura, para, esto es serio.

- No hay nada que hablar, Javi, vete.

- No me gusta que vivas aquí.

- Pues a mi me encanta, fíjate.

El profesor se me acercó poco a poco, dándome a conocer sus intenciones. Me agarró por la cintura y me apartó dulcemente el pelo de la parte derecha de mi cuello. Comenzó a besarme lentamente debajo de la oreja, mordiendo de vez en cuando mi lóbulo y haciendo que me perdiese.

- Dime que no sientes nada por mi, y no me volverás a ver nunca más. - Susurró a los poros de mi piel, ydespues continuó dándole mimos a mi clavícula.

Sus manos se perdieron en mi culo, acercamdome a él. Yo estaba muda, no podía articular palabra. Sus dedos se abrieron paso hábilmente hasta mis pechos, donde comenzó a jugar con mis pezones, pellizcandolos. No pude evitar retorcerme entre sus brazos, mientras me mordia el cuello cual vampiro hambriento. No faltaba mucho para que perdiera la cabeza... Él sabía como provocarme sin saberlo... Por fin dejó libres mis tetas, pero ahí no habia acabado todo.

Casi sin darme cuenta, me había puesto de cara a la pared, dándole le espalda. Pronto noté sus dedos rozarme el sexo y me estremecí. Joder Javi...

-Dime que no sientes nada por mi, y no me volverás a verme nunca más. - repitió la misma frase, esta vez con la voz llena de picardía.

Y justo cuando la ‘s‘ se despedía de su lengua, sus dedos entraron bruscamente dentro de mi, haciéndome soltar un gemido. Como se movían, habilmente, rozando mis paredes...

- No quieres que me vaya. - y justo al acabar la frase, apretó su enorme erección contra mi trasero desnudo. Y de repente, me soltó.

Desesperada, solté un suspiro. No sé si de alivio o de ansias de más.

Entonces, como si de la nada apareciese, su mano se colocó violentamente en mi cuello, y una mano chocó agresivamente contra mi nalga. Acto seguido, noté como su enorme polla entraba en mi, desgarrandome.

Gimió.
Gemí.

El mundo se paró mientras el hacia conmigo lo que se le antojaba.

Y ahí estaba yo, con la unica sujeccion de la pared, y con las piernas temblorosas por las fuertes embestidas, muriendo y reviviendo con cada una de ellas. Mi culo se acercaba más a su pelvis, pura inercia. Hasta que el deseo se reveló en mi vientre y exploté como nunca antes lo había hecho. Como trozos de papel volando hasta caer al suelo. Y yo caí, sin fuerzas, temblando. Quién me iba a decir a mi que me iban a manejar como este hombre lo habia hecho.

Noté su mano acariciando mi pelo. Estaba sentado junto a mi. Él también había explotado, pero fue tal mi estruendo, que ni me habia dado cuenta.

Sus ojos verdes se clavaron en los míos.

-Te quiero, Laura.

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