jueves, 20 de marzo de 2014

Conversaciones pasadas.

Daniel estaba observando desde el coche a Laura, que salía del instituto. El Chustas le había acompañado. Raro era que no estuviera en aquel antro fumando petas y metiéndose rayas.

Daniel abre la boca, como para decir algo mientras mira a Laura fijamente en la lejanía:

-Joder macho. No sabes lo que es verla por la calle con ese contoneo de caderas y que todos los babosos la miren como la miraba yo antes de conocerla. Que se piensan que solo es un par de tetas asombrosas, y unas piernas de escándalo que exploran en un culazo. ¿Que quién la cogiera? Ya lo sé. Pero si el envoltorio es bueno, imagínate el interior. Yo la conozco ¿sabes? O al menos la conocía. 

Ella solía decirme que yo era el único que sabia como era en el fondo. Pero cuando estábamos tumbados en la cama, desnudos, y ella se fumaba su cigarrito de después mientras to la acariciaba el pelo, en esos momentos me daba cuenta de que tenía al lado a una desconocida. Y cómo me jodía que no me dejara verla desnuda de la manera en que yo quería verla. Pero en parte lo entendía, tenía demasiadas cicatrices, de esas invisibles, que poca gente puede ver. Y no sabes lo orgulloso que me siento de habérselas visto. Pero soy un mierdas, porque sin quererlo, yo mismo le hice una. Si, soy un cabrón. Justo cuando se desnuda delante de mi de la forma que yo la llevaba suplicando tanto tiempo, abro la boca para cagarla. Y tú no sabes cómo fue. Su cara era el reflejo del dolor más puro. Nunca la había visto rota, hasta ese momento. Siempre tenía esa sonrisa tan preciosa que enseñar al mundo, pero en aquel momento, todo lo que había conocido de ella se fue. Desapareció. Su rostro horrorizado y sus ojos vacíos, como sin alma.Pero qué poco tiempo me dejó verla así. Yo sé que la jodí, la jodí mucho más que la suma de todas las mierdas que ha tragado. ¿Sabes como me sentí cuando la piva por la que perdía, pierdo y perderé el culo, me dijo que se arrepentía de haberme conocido? 


Soy un mierdas, chaval. Y ahora yo estoy aquí, mirándola el culo cuando pasa, y matando por su sonrisa, llamándome hijo de puta cada segundo, para que no se me olvide lo que la he hecho. Lo peor es que es una actriz de puta madre. Que mira que movimiento. Si no la conociera diría que es feliz. Pero, tristemente, ella nunca ha tenido la oportunidad de ser feliz, aunque pareciera que se la hubiera inyectado en vena. Cuantas sonrisas falsas muestra al día...


Y no sabes lo que me jode que sus besos sean de otro, y que no sea yo el que la lleva de la mano. Me encantaba ser su sombra, porque joder, como brilla. Pero echo de menos estar a su lado y sentirme lo más pequeño del mundo, en comparación con ella. Y saber que era mía, y poder chillarlo. Y ahora tengo que verla con ese cabrón, aunque no más cabrón que yo. Y estoy acojonado, porque no quiero que le quiera. Sé que no lo hará, porque a mi me amó y la rompí cuando había empezado a arreglarse. Ya no se abrirá nunca a nadie. Y lo peor de todo es que soy tan putamente cobarde que no soy capaz de hablarla y de decirla que la quiero, que la amo, que mato y muero por ella. 


Prefiero mirarla con asco, haciéndola sentir una mierda para que se olvide de mi, porque no la merezco. 

¿Que cómo puedo hacer eso? Simplemente la miro como me miraría a mi, ya que me da vergüenza ponerme frente al espejo.

Solo quiero que sea feliz, ¿sabes? Que algún día deje de maquillarse las cicatrices y le muestre al mundo cómo es, cómo brilla y lo que vale.

Ese día, solo podrán suceder dos cosas, que el mundo cambie, o que explote.

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